lo que hacia un buen rato no sucedía...
y digamos que eso de la levantada nunca se me ha dado...pero bueno después de mil vueltas lo entendí tenía que arreglar mi cuarto, tiene casi 9 años que no vivo en él, es aún el cuarto de antes de irme a la universidad con mil muñecos de peluche, cartas de las amigas de la prepa, cassettes, sí cassettes de flans, timbiriche, alejandra guzmán, magneto y bueno cd's, por que no estoy tan vieja, de música que ni me acordaba que existía ... también encontré ropa que obviamente no me queda y que si me quedara le pensaría muchísimo en ponérmela...jajaja muy ochentera que pensabamos????
Luego me di cuenta que cada peluche marcaba un momento, evento o persona que había sido o que es importante en mi vida... y entonces el dilema como tirarlo no? apesar de que esté todo empolvado... decidí quedármelos un poco más... obviamente después de que pasen por tres baños de espuma jaja...
Finalmente llegue al cajón de las cosas con gran valor sentimental realmente valiosas y por ende las mas preciadas entre ellas encontré varios libros de muy antiguos de mi abuelita tan viejos que te da nervios darle vuelta a la pagina por temor a deshacerla... entre ellos había uno de poesías amorosas de varios autores, leí algunas tan lindas llenas de amor y otras tan duras pero ciertas que me dejaban pensando... pasar del amor al odio y darte cuenta que no es odio sino amor... que extraño.. ni yo me entendí jaja.. bueno les escribo una para que vean de lo que hablo:
EL ODIO. María Monvel
Te odio. Lo digo con la unción enorme con que te dije: te amo
Pasaste de un extremo al otro extremo sin transición: de un salto
Ayer no más te amé y hoy te aborrezco... y apenas he cambiado.
Siempre sueño contigo por las noches con hondo sobresalto,
Siempre , y sin darme cuenta me detengo muda ante tu retrato
Siempre que miro un árbol en las tardes es que te estoy mirando.
siempre que no respondo una pregunta, es que en ti me distraigo.
y siempre que se nubla en mi la vida y que quiero morir, estoy pensando
en aquel roce silencioso y último de tu mano y mi mano.
Cien puñales agudos, mi deseo clava en tu pecho ingrato.
Odio el sol que yo amo, porque lo amas... si él negara sus rayos
a tu cuerpo, yo feliz me moriría del mismo frío que te iría matando
No hay comentarios:
Publicar un comentario